No hubo ningún flechazo, quizás cierto interés o curiosidad mutua por conocerse, pero nada parecido a un enamoramiento. Ni siquiera se podría hablar de atracción. Raphael, el que antes de la "ph" respondía al nombre de Rafael Martos, el Falín, con efe de Rafaelín, como le bautizó su hermano Juanito, no es amigo de recordar fechas en "Y mañana, ¿qué?" de Plaza y Janés, la autobiografía con la que a sus 55 años intentó dar un repaso a su larga trayectoria personal.
Instalado permanentemente en la juventud, se niega a envejecer, "a todos los efectos, y desde hace mucho tiempo, tengo y tendré 23 años", como advierte desde el primer capítulo de estas memorias. Raphael, el de la "ph", sí deja muy claro, por el contrario, el momento en el que conoce a la que con el tiempo sería su mujer, Natalia Figueroa, hija de Agustín Figueroa, marqués de Santo Floro, a quien el cantante, o mejor, el artista, confiesa que llegó a querer como a un padre: "Le quise muchísimo, con toda mi alma".
Fue en 1968, un sábado del mes de junio, en la entrega de unos premios en el Teatro de la Zarzuela. Él, Raphael, recogía, ella, Natalia, entregaba. Y desde entonces, inseparables. Aunque pasaría tiempo hasta que, insolente, le espetara al marqués: "Estoy profundamente convencido de que Natalia acabará casándose conmigo, con o sin su consentimiento". Cuenta el artista que aquel día, entró en casa de Agustín Figueroa como enemigo público número uno, con la intención de dejar muy claro cuáles eran sus sentimientos hacia Natalia, y no sólo le invitaron a comer, sino que tras la charla con el marqués "se podría decir que no volví a salir de de esa casa".
La oposición a este matrimonio fue dura. El acoso fue constante, feroz, sin tregua. La familia de Natalia manifestaba continuamente su total rechazo hacia una boda tan desigual. Entre ellos, Carmen Muñoz, condesa de Yebes, y Blanca de Borbón, condesa de Romanones, que, con el tiempo, se convirtieron en dos de las personas de la familia que más le quisieron y a quienes más quiso.
El falso anuncio que de la boda había hecho el diario Pueblo, la persecución constante por parte de los fotógrafos, los anónimos, las llamadas telefónicas sin identificación, la carta de Natalia diciéndole que lo mejor era que lo dejaran, jalonan unos meses que culminan con un enlace casi secreto en Venecia y los nervios de una novia que, impotente, comprueba cómo su vestido de boda está a punto de perderse en París.
Él hijo de un obrero de la construcción, ella hija de un marqués. Rapahel y Natalia Figueroa se conocieron en 1968 y se casaron en Venecia casi en secreto. La familia de Natalia se opuso al principio pero al final el cantante se ganó su cariño. El matrimonio tiene tres hijos que ya les han hecho abuelos: Manuel, casado con Amelia Bono, hija del político José Bono. Jacobo, ex-marido de la actriz Toni Acosta, y Alejandra, casada con Álvaro Arenzana.
Su Boda
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